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Descubre la técnica menos invasiva para terminar con las orejas de soplillo

Las orejas representan aproximadamente 1/3 de la longitud de la cara y, a pesar de ese dato tan relevante, son las grandes olvidadas a la hora de pensar en una intervención quirúrgica. Y eso que tener las “orejas de soplillo”, es decir demasiado prominentes, suele generar uno de los mayores complejos estéticos entre adultos y muy especialmente en niños.

Las personas que tienen este tipo de orejas se ven obligadas a escuchar con frecuencia comentarios poco afortunados sobre ellas. Y eso acaba afectando en muchos casos a la autoestima. Está claro que los cánones de belleza que imperaban en el Perú Antiguo, el pueblo de los Incas, y donde tener las orejas grandes era símbolo de poder y jerarquía pero, sobre todo, de divinidad y de ser hijo del Sol ya no tiene ninguna validez.

Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), el 5% de la población tiene orejas grandes o de soplillo. De ellos, 37 de cada 100 se han planteado corregirlas alguna vez, pero solo el 8% tiene una intención real de hacerlo. Y en esta época de pandemia en la que nos vemos obligados a llevar la mascarilla enganchada en nuestras orejas, éstas se hacen más evidentes. Quizá por ello, se está hablando cada día más de la Otoplastia, que no es otra cosa que la técnica quirúrgica que corrige la excesiva separación de la oreja respecto al cráneo, y da una apariencia normal a las curvaturas de su estructura.

El Dr. Aso, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, desarrolla su actividad de Cirugía Estética en el Hospital Moncloa de Madrid y asegura que: “La corrección de las orejas se hace únicamente por razones estéticas, no médicas. Sin embargo, en muchas ocasiones la otoplastia resuelve problemas relacionados con la inseguridad personal, rechazo social y diversos inconvenientes a nivel psicológico”.

La mayor parte de los casos de otoplastia son sencillos y consisten en dar forma al pliegue de la oreja (antehélix) y pegar las orejas para que queden en una posición natural: “Mediante un espejo, muestro al paciente el efecto de posicionar sus orejas más pegadas para que observe si es el efecto que  está buscando siempre desde la naturalidad y seguridad. En muchos casos, las orejas son asimétricas, y la otoplastia también permite generar un efecto simétrico en ambas orejas. Nunca ofreceremos un resultado artificial, o que parezca operado”.

¿Pero sabemos cómo deben ser unas orejas perfectas?

Son aquellas que, según los especialistas, se caracterizan por estar ubicadas más cerca a la cabeza (la distancia máxima entre el reborde prominente de la oreja y el cráneo debe oscilar entre 18 y 20 mm para ser armónico) y, a la vez, por extenderse desde el nivel de la ceja hasta la base de la nariz. Por eso, cuando las personas se someten a una otoplastia, los cirujanos buscan que las orejas no estén fuera de proporción, ni simetría en el rostro.

La técnica empleada por el doctor Aso para realizar una otoplastia es menos invasiva y de recuperación más rápida que los procedimientos clásicos. La operación es bastante sencilla (se tarda unos 30 minutos por oreja) y se puede realizar con anestesia local y sedación (en el caso de niños, general) y se consigue corregir completamente la separación de la oreja del cráneo y armonizarla. Es una cirugía ambulatoria y las molestias post operatorias no duran más de 2-3 días.

Una cosa a tener en cuenta es que los primeros meses las orejas se quedan muy pegadas al cráneo y posteriormente ya se separan dando un aspecto más natural: “Mediante una incisión que queda escondida en la cara posterior de la oreja (y por tanto virtualmente invisible), accedemos al cartílago, verdadera estructura creadora del problema. Se realiza en este momento un limado cartilaginoso, esto es, se debilita el cartílago en la zona donde se tiene que plegar (llamada antehélix). Posteriormente se realiza una sutura (puntos internos) en la zona del pliegue mencionada y en la zona de la concha. De esta manera logramos tres objetivos: Se debilita el cartílago para darle la forma adecuada. Se pliega el antehélix mediante puntos para llevar a la parte superior de la oreja a su lugar natural y se sutura la concha a la mastoides, para que toda la oreja rote hacia atrás”, asegura el doctor Aso.

La otoplastia está recomendada desde los seis años

Y respecto a la edad más apropiada, añade que: “Está recomendada a cualquier edad pero, en el caso de niños, a los que su aspecto les está produciendo un daño psicológico, la cirugía correctora está indicada a partir de la edad escolar (aproximadamente 6 años), y previamente se debe hacer un estudio psicológico o psiquiátrico infantil, para establecer su potencial beneficio. Si el niño no ha tenido problemas de socialización ni escolares, se recomienda esperar”.